Cuenta la historia, esa que es toda una antigüedad, que la cigüeña cansada de su arduo trabajo decidió descansar.
Se puso su enagüita nueva, tomó su paragüita y sin vergüenza salió a pasear. Todos se daban vuelta para verla.El pingüino desesperado detuvo a la gente en las calles, no se cansaba de gritar:
_¿ Qué haremos si ella deja de pasar?
Muy coqueta y tranquila la cigüeñita le dijo: - No te preocupes, mi descanso está por terminar... Fue así que sin vergüenza, con enagüita y paragüta volvió a trabajar.
Vanina Padín